La Noche de un día difícil I

La noche caía. Esa semana había sido un tanto extraña. No sabía a ciencia cierta qué cosa pasaba por su mente.

Estaba seguro de que no eran las mismas cosas de siempre (el oscurantismo, el arte, la literatura, la música y el escribir cosas que sólo él las lee).

Esta vez era distinto. Aparentemente no tenía motivo para estar preocupado y sin embargo lo estaba. Se sentía ansioso, vamos, como que no se hallaba.


Caminó por el salón alfombrado. Aún había gente deambulando por los stands de la XXXII Feria Metropolitana del Libro que se celebró en su ciudad natal... su amada ciudad, su eterno laberinto.

Miró que su reloj marcaba las 8:30 de la noche, suspiró profundamente y pensó que había sido un buen día vendiendo playeras.

Avanzó unos cuántos centímetros y vio que unos amigos ya habían comenzado a levantar sus cosas y se disponían a cerrar su stand...

–¡Pinches huevones!, exclamó. Ya me ganaron y yo estoy solo, ustedes de menos son tres, pero yo...

Max, Iván y Johnatan solamente sonrieron e hicieron la famosa seña con el dedo medio de la mano... Bonita forma de cerrar el día, pensó mientras se regresaba a levantar las cosas.

Habían sido sus compañeros en otro lugar de trabajo. Se conocían desde hacía mucho tiempo y por eso se llevaban bien. Habían pasado mucho tiempo escuchando grupos de rock y yendo a conciertos.

Por azares del destino habían coincidido en el evento que hasta ese día se había llevado a cabo en el World Trade Center –¡cómo le cagaba ese nombre! Para él era el Hotel de México, pues ese había sido siempre el nombre del lugar.

Pero con los anglicismos y el malinchismo del gobierno mexicano le habían puesto el termino sajón, en una burda y ridícula imitación del centro de negocios neoyorquino que, por cierto, ya no existe.

Caminó un poco cabizbajo, se sentía triste y no sabía ni por qué. No había motivo aparente. Tenía un trabajo incluso mejor pagado que si estuviera ejerciendo su verdadera profesión: el ser.... mmm.... digamos que le gustaba escribir.

Vender playeras no era algo muy complicado, de hecho él era un buen comerciante, sabía vender, pero no le agradaba mucho. De cualquier forma tenía que ganarse algunos billetes.

Saludó a Julieta, su vecina de stand. La había conocido una semana antes, al inicio del evento. La chica le parecía muy introvertida y ella siempre se sonrojaba cuando él la saludaba y le ayudaba a sacar sus cosas en la exposición...

–Cómo te fue hoy?
–Más o menos, respondió la chica casi en mormullo.
–Muy mal... esa pena no te va a llevar a nada bueno, exclamó él sonriendo y buscando la mirada de la chica que, como siempre, trataba de ver hacia otro lado o al piso.
–Me hablas cuando ya vayas a tapar, mientras voy a cerrar, ¿sale?
Julieta asintió tímidamente, mientras Max le gritaba que no tuviera pena. La chica sólo se sonrojó aún más.

Él comenzó a descolgar las playeras mientras sus pensamientos se confundían entre el por qué de la tímidez de Julieta, el nuevo disco de Therion, el por qué sus patrones eran tan desconsiderados y que tenía qué conseguir un nuevo trabajo.

También pensaba en que el master de periodismo que tenía ganas de hacer, se alejaba cada vez más de sus posibilidades. Fue entonces cuando se dio cuenta que eso lo inquietaba. Las posibilidades comenzaban a reducirse aún más de lo que ya estaban.

Pensaba que, de no poderse operar la vista, el dinero que tendría lo usaría para irse a Europa. Julieta interrumpió sus pensamientos y le pidió su ayuda para cerrar el stand. Él asintió y de nuevo miró su timidez.

En seguida llegó "El Vaco" y entre los dos prestaron ayuda a la chica. Se despidieron y, como toda la semana lo había hecho, caminó lentamente por el corredor principal de la
exposición.

0 comentarios:

Publicar un comentario

La mente abismal

Mi foto
Madrid, Spain
"Pese a todas sus imperfecciones, admiro al ser humano... soy un humanista, tal vez el último" John Milton (Satanás), El Abogado del Diablo

Sobre el abismo...

Pareciera tarea fácil definir o explicar qué es un abismo; sin embargo, la palabra encierra muchos conceptos. La explicación más simple y común lo define como "Infierno"

Hay quienes lo catalogan como un "gran espacio peligroso, cuya profundidad es vasta".

Otra definición lo califica como algo "inmenso, insondable o incomprensible" o también se le considera la "gran diferencia u oposición entre personas, ideas o cosas".

¿Acaso no todos esos calificativos describen nuestra realidad?

No es sino el propio humano quien ha acrecentado el tamaño del abismo con sus contrastantes sentimientos y cambios de humor.

Irónicamente estamos en medio de un vacío, rodeados de personas tanto o más solitarias que nosotros mismos.

Seguidores

Eres el visitante