¿A cuántas personas nos gustaría mandar a la mierda y sin embargo no podemos? Seguro que por nuestra mente se cruzan al menos cinco nombres y el hecho de no poder mandarlos obedece a distintos órdenes que van desde lo social, lo ideológico y lo afectivo.
Por lo mismo, solemos recurrir a otros métodos no tan convencionales y directos como gritar: “Oye tú, fulano o mengana, vete a la mierda y hazlo ya”; sin embargo, es innegable que hemos cultivado una gran cantidad de gestos sutiles que denotan nuestra intención.
El tema viene a raíz de la magnífica idea (el adjetivo no es exagerado, créanme), que tuvo María Vázquez, una empresaria cubana radicada en Miami, quien para beneplácito de los simpatizantes del movimiento antichavista, lanzó a la venta un papel higiénico estampado con la cara de Hugo Chávez, mandatario de Venezuela.
Así que, quien quiera “mandar a la mierda” a Hugo Chávez, ahora puede hacerlo de forma literal, pues los rollos con el material sanitario pueden comprarse a través de la página de internet impactocna.com.
Lo mejor de todo es el nombre del producto, pues la emprendedora cubana tuvo el acierto de bautizar a su creación con el nombre de “El socialismo del siglo XXI”, un claro homenaje a las políticas de Chávez, una figura polémica y que causa más odio que admiración.
No es que me declare una persona en contra de Chávez, la Revolución, o la Izquierda; de hecho, la Derecha me desagrada tanto o más como su némesis político, pero debo aceptar que sentí gran regocijo cuando vi el producto en internet y, más aún, cuando comprobé que pese a su precio (ocho dólares con 99 céntimos), “El socialismo del siglo XXI” ya es un gran éxito comercial.
Pensé en lo catártico que podría ser el asunto para todos aquellos venezolanos exiliados de su propia tierra por el simple hecho de estar en contra de un hombre que, según denotan sus propias acciones, ha perdido la cordura y ha actuado de forma tiránica, imponiendo una forma de pensamiento torcida que sólo responde a su codicia, sed de poder y a su ideología mezquina.
Imaginé lo mucho que disfrutarán todos los detractores que compren un paquete del peculiar papel higiénico, arrojen un pedazo de “El socialismo del siglo XXI” y tiren del retrete… la sonrisa simplemente aflorará, natural, sincera y con un rictus que mezclará el placer con el sarcasmo.
Es una pena que este producto no vaya a llegar a territorio venezolano, pues entre muchas cosas representaría un paliativo emocional para los opositores del régimen chavista y una bofetada con guante blanco para los simpatizantes del mandatario y demás idealistas de una izquierda podrida, distorsionada y obsoleta.
Y me refiero a esos que suspiran por los ideales surgidos a raíz de la Revolución cubana, que enaltecen a los caudillos de cartón y que, sin embargo, se pasean por las mejores ciudades de América, Europa y el mundo entero con el estandarte de: soy liberal.
Sería bueno anotar en una lista a cuántos de esos conocemos y, de entrada, mandarles como regalo de cumpleaños o Navidad, un paquete de “El socialismo del siglo XXI”, sin duda un gran acierto de una cubana que vivió exiliada en Venezuela, huyendo de las políticas y el yugo castrista.
Para su mala suerte, con el tiempo se encontró en la misma situación, sólo que con nombre y lugar distintos; con una cara más joven que la de Fidel Castro: la de Hugo Chávez, rostro que ahora podrá recibir, de forma indirecta, todo lo que se merece.
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