Prefería no pensar cuánto tiempo había pasado desde la última vez que lo había visto; de hecho, en sus pensamientos no había otra cosa más que su imagen portentosa y magnífica, una estampa que amaba y que la hipnotizaba cada vez que se veían.
She comes in colors everywhere / She combs her hair / She's like a rainbow / Coming, colors in the air / everywhere / She comes in colors
Lo suyo era un romance de mucho tiempo, una idea y una expresión descabellada para las personas que conocían la dulce mirada de la hermosa mujer en la que se había convertido. No le importaban los secretillos y vociferaciones, ella lo amaba desde que era una niña y jamás dejaría de hacerlo. ¿Amor eterno?, quizá.
Sin darse cuenta, la niña creció y el sentimiento se hizo más profundo. Los encuentros entre ambos fueron cada vez mayores; sin embargo, el amor aunque explícito, aún no explotaba al máximo. Fueron el tiempo y la necesidad mutua quienes perpetuaron una unión para muchos incomprensible y difícil.
She comes in colors everywhere / She combs her hair / She's like a rainbow / Coming, colors in the air / Oh, everywhere / She comes in colors
Esa noche, como muchas otras veces, lo vio a lo lejos y la piel se le erizó. Recorrió el lugar hermosamente iluminado y fue hasta el fondo del sitio, donde él se encontraba como siempre, aguardándola con una espera serena, pues sabía que indudablemente ella no faltaría a la cita. La seguridad que ambos tenían de aquel amor que se profesaban nada la podía quebrantar.
Ella lucía un precioso vestido azul marino que delineaba una figura casi perfecta. El tenue maquillaje resaltaba los rasgos de aquella carita que involuntariamente se sonrojaba al verlo. Los labios carmesí brillaban deliciosamente al tiempo que ella los mojaba presa de la ansiedad de estar juntos.
Have you seen her dressed in blue? / See the sky in front of you / And her face is like a sail / Speck of white so fair and pale / Have you seen a lady fairer
El lugar se inundó de una fabulosa mezcla de aromas. El de ella dulce, parecido al de mil flores que en estricta coordinación, habían donado hasta la última gota de su esencia para refrescar su piel blanca y tersa; mientras él, aunque discreto, olía a finas maderas y su piel lucía bronceada por esencias y aceites finos.
La mirada hipnotizada de la chica era imperturbable. Sus ojos recorrían lentamente a su amado mientras reflejaban un brillo extraño, quizá exótico. “¡Así brilla el amor!”, leyó alguna vez en alguna revista y le había parecido cursi. Se habría sentido apenada por haber pensado tal cosa si en ese preciso momento hubiera visto el antifaz de su rostro.
Y aunque algunas veces pensaba que él era indiferente y seco a todas sus muestras de cariño, eso poco le importaba. En el fondo sabía que el amor entre ambos era igual de intenso, pues una vez unidos, parecían estar hechos el uno para el otro.
She comes in colors everywhere / She combs her hair / She's like a rainbow / Coming, colors in the air / everywhere / She comes in colors
Las luces bajaron de tono delicadamente. Una escena de película o al menos así lo sentía ella. Sabía que era la señal inconfundible y única para acercarse, para estar de nuevo a su lado y fundirse en un solo espacio y tiempo en donde el universo parecía detenerse, piadoso de la muestra afectiva de dos personajes que estaban predestinados a permanecer juntos por siempre, sin importar en qué época, lugar o situación se reencontraran.
Cuando estuvo frente a él sonrió tímidamente y con voz muy baja dijo: "Hola". Sabía que no habría respuesta, o al menos no de una forma audible, pues entre ellos no existían palabras y diálogos, sólo una comunicación espiritual que los acercaba aún más.
Have you seen her all in gold? / Like a queen in days of old / She shoots colors all around / Like a sunset going down / Have you seen a lady fairer
Con delicadeza y muy lentamente lo tocó con sus pies. Cada movimiento tenía una estética de tal magnitud, que la luna envidiaba la elegancia y precisión de cada uno de los movimientos que la mujer daba.
Los acordes musicales, suaves, sincronizaban a la perfección cada caricia entre ambos, a la vez que bañaban el ambiente con un éxtasis indescriptible y embellecían una postal que quizá ningún artista habría podido pintar. Con sus manos lo tocó tiernamente y le agradeció haberla recibido. La música subió de intensidad y los movimientos de ella cobraron mayor fuerza y velocidad sin perder una gracia innata que estremecía a quien se atreviera a mirar.
Sus piernas, hermosas, ya no estaban conectadas a su mente, se movían por sí solas, hechizadas, mágicas. El Duende. Así llaman a ese sentimiento.
Conforme los segundos pasaban, los movimientos lucían más frenéticos y no por ello perdían estética. Los brazos trazaban hermosas formas en el aire y construían mil reinos que se conectaban con el infinito.
She comes in colors everywhere /She combs her hair / She's like a rainbow / Coming, colors in the air / Oh, everywhere / She comes in colors
Las manos moldeaban hadas que, preciosas, volaban con tal gracia que inclusive la persona más dura se habría conmovido ante tal espectáculo.
Su cintura era el eje creador de todo ese mundo de fantasía. Desde ella se originaban cada idea y movimiento, principales constructores de un reino de ensueño que, desde niña, había cultivado en su imaginación, un imperio edificado entre nubes, luz y aire en donde ella era la emperatriz absoluta.
La música comenzó a descender lentamente. Un escalofrío recorrió la columna vertebral de aquel ángel iluminado en medio de la gran oscuridad, al tiempo que su ritmo cardiaco se calmó en forma gradual y su respiración se apaciguó.
Los acordes musicales se perdieron lentamente en su cabeza, en medio de un eco que prolongaba más el deseo de volver a estar unidos en un mismo sitio. Respiró hondamente y sintió cómo un extraño calor la envolvía y hacía brotar su esencia mezclada con el perfume.
La oscuridad inundó el lugar y la tristeza la envolvió; sin embargo, segundos después un túnel se abrió y la luz de la esperanza apareció tiernamente. Era una señal.
La ninfa inclinó lentamente su torso y suavemente tocó a su amado con las yemas de sus dedos. Una lágrima brotó de sus ojos y se estrelló contra la piel bronceada de su gran amor. Con ternura le susurró un "te amo".
She's like a rainbow / Coming, colors in the air / Oh, everywhere / She comes in colors…
Los aplausos cortaron su idilio. Al incorporarse notó como una lluvia de pétalos caía sobre ellos. El clamor de la gente la trajo de nuevo a la realidad y un ramo de flores dedicado especialmente a ella la hizo llorar de felicidad.
Entre la multitud buscó a sus seres queridos y los saludó desde la lejanía. Otra lluvia de aplausos fue el preludio a una nueva reverencia por parte de ella. El telón cayó y en medio de la oscuridad, escenario y bailarina se despidieron.
Había nostalgia entre ambos, pero sabían que muy pronto volverían estar juntos para brindar magia a través de movimientos y uniones sincronizadas por la armonía de alguna bella melodía. Después de todo, esa era la verdadera y más sincera forma que ambos tenían para decirse Te Amo.