Mi mente se trastorna y en plena noche invernal vuela de regreso hacia algún lugar del tiempo... específicamente al 24 de febrero de 2008...
Poco importó tener el pie roto o inclusive estar en silla de ruedas. La noche lo merecía y ni qué decir de la banda. "Iron Maiden no viene cada fin de semana", dijo Alfredo mientras sus tres amigos lo cargaban para llegar lo más pronto posible al acceso general del Foro Sol.
Sobre Av. Churubusco, cruzó miradas con Josué, de aproximadamente 35 años, quien ansioso deseaba que su acompañante empujara más rápido la silla de ruedas a la que estaba sujeto desde que tenía 15 años.
"¡Bien cabrones!", les gritó un gordo con la máscara de Eddie, la mascota de Iron Maiden, en reconocimiento al esfuerzo que ambos hacían por estar en el concierto, al tiempo que, cerveza en mano, les brindaba un salud que fue correspondido con el efusivo grito. Up the Irons!
Así, cuando Laurence Harris hizo su aparición sobre el escenario, el ánimo comenzó a encenderse al igual que la hormona por ver a la hermosa hija de Steve, el bajista de la Doncella de Acero; sin embargo, la poca propuesta musical poco a poco enfrío las mentes de más de 100 que, para la tercera canción, ya le chiflaban y pedían, con gritos de "Maiden, Maiden!", la aparición de la legendaria agrupación inglesa.
"¡Intensa!" gritó Alfredo en tono irónico, al tiempo que brincoteaba, apoyado en sus amigos, sobre su pie sano, aunque la emoción era más porque los teloneros terminaban su set y el plato fuerte del festín dominguero estaba a punto de iniciar.
Y con Doctor, Doctor, el cover a UFO y la expectativa a flor de piel, el grito emocionado por ver a Iron Maiden reventó en el recinto de Churubusco. Sin embargo, conforme la canción continuaba, nada pasaba y la banda no aparecía ante el desconcierto de la horda metalera.
¡Luces fuera! El grito unísono apareció nuevamente y con él, Churchill Speech, la clásica intro del World Slavery Tour, la mítica gira de 1984 que fue una de las mejores a nivel mundial.
Entonces sonaron los primeros acordes de Aces High. La fiesta a la Doncella de Acero había iniciado y con él corrieron las primeras lágrimas inclusive entre las personalidades más rudas que, como niños, veían emocionados a Bruce Dickinson moverse en el escenario.
Running!, scrambling!, flying! / Rolling!, turning!, diving!, going in again. / Run, live to fly, fly to live, do or die! / Run, live to fly, fly to live. Aces high! (1)
El repaso tuvo un claro sabor ochentero y tal como la banda lo había prometido, hubo un regreso en el tiempo, por algo el nombre de la gira: Somwhere Back in Time.
"Gracias por venir, este es uno de los más grandes shows que hemos dado en Latinoamérica", gritaba Bruce Dickinson ante el éxtasis de una madre que, con su hijo de escasos seis años en los brazos, le decía que no perdiera detalle del escenario, a lo que el menor asintió y esbozó una sonrisa de incomprensión.
La fiesta siguió con 2 Minutes to Midnight, Revelations y The Trooper, para dar paso a una disculpa por los 7 años de ausencia e hilarse con Wasted Years y el clásico The Number of the Beast.
Con el sentimiento haciendo miles de nudos en las gargantas, desde su silla de ruedas y rodeado por un grupo de "amigos de paso", Josué movía la cabeza al tiempo que cantaba:
Hear the rime of the ancient mariner / See his eye as he stops one of three / Mesmerises one of the wedding guests / Stay here and listen to the nightmares of the sea. (2)
Y conforme transcurría la melodía, el ambiente se inundó de un extraño sentimiento de añoranza y melancolía. Con el cambio de ritmo y la niebla artificial. Vino el llanto incomprensivo y la rabia por estar tan solo en medio de una multitud.
And the ship sails on, back to the north / Through the fog and ice and the albatross follows on.
The mariner kills the bird of good omen / His shipmates cry against what hes done / But when the fog clears, they justify him / And make themselves a part of the crime. (2)
Quizá en plena identificación con la letra de la canción, por haber matado su propia ave del buen augurio y haber echado a perder lo que más quería en la vida.
The curse it lives on in their eyes / The mariner wished hed die / Along with the sea creatures / But they lived on, so did he.
And by the light of the moon / He prays for their beauty not doom / With heart he blesses them / Gods creatures all of them too. (2)
Éxtasis total, un aplauso y el grito efusivo con el rostro bañado en llanto. Powerslave sirvió para abrir paso a Heaven Can Wait y la intromisión del grupo de fans que subió a internet su video y se ganó el derecho a estar en el escenario con la banda por menos de un minuto.
Vinieron Run to the Hills y Fear of the Dark, que abrieron paso al tema que da nombre a la banda: Iron Maiden.
Con el encore y el grito de "Maiden, Maiden!", sonó The Clairvoyant y la estelar de la noche: Hallowed be thy Name, fondo perfecto para un beso apasionado y las caricias frenéticas entre una pareja que prometía mil sueños ante una mirada triste y un te amo ahogado en un corazón que, en soledad, se trataba de curar un poco una herida con la potente música que en otro tiempo lo hacía el ser más feliz.
When the priest comes to read me the last rites / I take a look through the bars at the last sights / Of a world that has gone very wrong for me! (...)
As the guards march me out to the courtyard / Someone calls from a cell God be with you / If there’s a God then why has he let me die? (3)
(2) Rime of the Ancient Mariner; Powerslave, 1984
(3) Hallowed Be Thy Name; The Number of the Beast, 1982
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